De qué hablamos cuando hablamos de masacres
02/10/2015 - Actualizado: 22/07/2023

Roseburg, Oregón, un joven abre fuego en un recinto educativo y mata a 10 personas. La masacre de Rosenburg formará parte de la tristemente célebre lista de masacres estadounidenses.
Cuando hablamos de masacres nos referimos a tiradores solitarios que ingresan a un recinto y asesinan personas inocentes, generalmente el asesino tiene más de un arma y muchas municiones. El promedio de masacres en EEUU es de 16,4 casos por año, esta forma de delito se encuentra en ascenso desde el periodo 2000-2007 cuando el promedio era de 6,4 casos anuales.
Solo por mencionar algunas masacres recordaremos la masacre de Tucson, Arizona del año 2002 cuando un alumno mató a tres personas en una escuela de enfermería, la masacre en la comunidad amish de Filadelfia del año 2006 donde un hombre asesinó a cinco niñas e hirió a otras cinco, la masacre en la Universidad Técnica de Virginia de 2007 donde murieron 32 personas en manos de un estudiante y la masacre de Newtown, Connecticut, donde un joven asesino a su madre y luego mató 20 niños y seis adultos que asistían a la primaria Sandy Hook.
Ayer por la noche el presidente Barack Obama afirmó que sus actos para brindar condolencias a los familiares de las víctimas de masacres se volvieron una rutina. Otra vez se mostró apenado y pidió que el congreso presente algún tipo de proyecto para regularizar el uso de armas de fuego.
La segunda enmienda
La portación de armas de fuegos es una cuestión de orgullo nacional para muchos estadounidenses. El uso de pistolas, escopetas y rifles de asalto sofisticados por parte de la población civil es justificado por un párrafo de la segunda enmienda a la constitución nacional.
Existen varias interpretaciones de este texto. Algunas tienen en cuenta el contexto histórico y dicen que el derecho a portar armas tenía sentido porque al momento de la redacción no estaba conformado el ejército nacional y las milicias informales de colonos eran las únicas formas de protección ciudadana. Sin embargo el 50% de los estadounidenses posee al menos un arma en su casa y muchos ciudadanos tienen acceso a rifles de asalto de última generación. El mayor defensor del derecho a portar armas es la Asociación Nacional del Rifle (NRA), una asociación de aficionados a las armas y la caza que actúan como lobby político en favor de la industria del armamento.
Para entender el peso que tiene la industria armamentística en EEUU veamos la historia de los padres de Jessica Ghawi, un de las doce víctimas de la masacre de Aurora (Colorado), un tiroteo perpetrado por un joven en un cine mientras se proyectaba el estreno de "Batman: The Dark Knight Rises".
La familia de Jessica Ghawi denunció penalmente a cuatro compañías que venden municiones por internet porque consideran imprudente la venta de balas de alto calibre sin conocer los datos personales de los compradores.
Un juez determinó que las empresas no tenían ninguna responsabilidad en los asesinatos de Aurora a pesar de que le proveyeron un arsenal al asesino y también dictaminó que la familia de Jessica pague 200.000 dólares correspondientes a los gastos del proceso judicial. Dentro de la sala de cine se encontraron 240 impactos de proyectiles. La compañía Lucky Gunner declaró que su misión es proteger el derecho a comprar y vender municiones amparándose en la segunda enmienda.
Evidentemente cuando hablamos de masacres hablamos de hechos puntuales pero también de una cultura armamentística arraigada y protegida por la justicia norteamericana que privilegia a una de las industrias más lucrativas.
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